Después de tener una Gibson SJ-200 por más de 10 años, decidí cambiar a Martin y todo son ventajas. Pequeña, ligera, bien hecha y muy fácil de tocar, Pero sobre todo, tiene un sonido perfecto y más potente que la Gibson. Es una guitarra que invita a ser tocada durante horas, y que ha hecho que vuelva a disfrutar tocando y cantando. Me he reencontrado con la música gracias a esta guitarra.